Enero de 1996. En el barco rumbo a Montevideo cargo un cassette en mi walkman. “Pelusón of Milk”. Ya la primera canción en unos pocos versos le pone letra a mi estado del alma, le abre camino al llanto, me va desatando el espíritu y calmando mi mente. Seguir viviendo sin (tu) un amor es la tarea que tengo por delante en esos dias, y la poesía de ese disco me irá diciendo lo que necesito escuchar, lo que no quiero saber, me irá dando señales que me ayudan a cruzar ese largo río. Y años después de haber pasado la tormenta, todavía sigo encontrando en ese disco y en otros de Spinetta palabras, música y versos que me dicen, me dan en el blanco y me aligeran el alma. Febrero de 2012. Mientras escucho “Diganle” se me empañan los ojos y otra vez un extraño alivio me invade nuevamente. La data de la madre final se seguirá imprimiendo en un banco de niebla.
httpv://www.youtube.com/watch?v=Rtz0kq03zYA